| 7,2 | 3x21: Under My Skin
A esta temporada de Elementary le quedan dos telediarios. Eso quiere decir que cualquier trama que quieran usar para terminarla de forma satisfactoria debería empezar ya. Desde Kitty la serie ha vuelto a la mala manía de hacer episodios sueltos cuando la experiencia de su expansivo y prometedor primer año fue que pensar en contar historias más largas siempre acaba mereciendo la pena (si Mycroft no está envuelto), más aún si Watson y Sherlock se benefician de ellas. No es que este episodio en concreto sea malo, pero esta tercera temporada había recuperado las ganas de hacer las cosas con más envergadura y no quiero que justo al final las expectativas se disuelvan.
De todas formas tenemos un episodio que cumple. Es más mórbido que de costumbre y a estas alturas me esperaba un poco más pero aunque no hay mucho que sacar para la relación de nuestros protagonistas, cuando el capítulo llega a sus minutos finales nos recuerda porque sigo confiando en que la serie sea una mejor versión de sí misma. Sí, como siempre tenemos los giros argumentales que te podrías esperar, pero no veo la serie porque sea inteligente, sino porque he aprendido a considerar la forma en la que funciona de una forma familiar y gratificante. Elementary como tal encaja en el momento en que cae el último zapato y el supuesto chivato de la mafia china es de echo un oficial de policia. No es la cumbre de un gran episodio pero es una gran escena que exclama a gritos a qué serie pertenece. Ayuda, además, que el final que le sucede sea una entrañable escena entre Sherlock y Alfredo. Holmes despide a su sponsor para poder ser su amigo y todo en la escena es perfecto: la música, la extraña forma en la que Sherlock intenta expresarse, el comentario final de Alfredo preguntando si puede pedirle una cita a Joan... Es la razón por la que me gusta el formato de Elementary como drama semanal. Sherlock acepta a un amigo más en su vida y la sensación de hogar se expande mientras veo la serie en mi portátil con un tazón de leche caliente. Mientras esa comodidad no se filtre a la sala de guionistas en los tres capítulos que quedan, puedo perdonar el ocasional desvío hacia tierras más cómodas -y menos interesantes-.
OBSERVACIONES
A esta temporada de Elementary le quedan dos telediarios. Eso quiere decir que cualquier trama que quieran usar para terminarla de forma satisfactoria debería empezar ya. Desde Kitty la serie ha vuelto a la mala manía de hacer episodios sueltos cuando la experiencia de su expansivo y prometedor primer año fue que pensar en contar historias más largas siempre acaba mereciendo la pena (si Mycroft no está envuelto), más aún si Watson y Sherlock se benefician de ellas. No es que este episodio en concreto sea malo, pero esta tercera temporada había recuperado las ganas de hacer las cosas con más envergadura y no quiero que justo al final las expectativas se disuelvan.
De todas formas tenemos un episodio que cumple. Es más mórbido que de costumbre y a estas alturas me esperaba un poco más pero aunque no hay mucho que sacar para la relación de nuestros protagonistas, cuando el capítulo llega a sus minutos finales nos recuerda porque sigo confiando en que la serie sea una mejor versión de sí misma. Sí, como siempre tenemos los giros argumentales que te podrías esperar, pero no veo la serie porque sea inteligente, sino porque he aprendido a considerar la forma en la que funciona de una forma familiar y gratificante. Elementary como tal encaja en el momento en que cae el último zapato y el supuesto chivato de la mafia china es de echo un oficial de policia. No es la cumbre de un gran episodio pero es una gran escena que exclama a gritos a qué serie pertenece. Ayuda, además, que el final que le sucede sea una entrañable escena entre Sherlock y Alfredo. Holmes despide a su sponsor para poder ser su amigo y todo en la escena es perfecto: la música, la extraña forma en la que Sherlock intenta expresarse, el comentario final de Alfredo preguntando si puede pedirle una cita a Joan... Es la razón por la que me gusta el formato de Elementary como drama semanal. Sherlock acepta a un amigo más en su vida y la sensación de hogar se expande mientras veo la serie en mi portátil con un tazón de leche caliente. Mientras esa comodidad no se filtre a la sala de guionistas en los tres capítulos que quedan, puedo perdonar el ocasional desvío hacia tierras más cómodas -y menos interesantes-.
OBSERVACIONES
- Todo el mundo quiere una cita con Joan Watson. Tú también.
- La respuesta por parte de Sherlock a la pregunta de Alfredo es no. Evidently.
- Una de las razones por las que perdono que a veces Elementary no sea súper trepidante es la sensatez con la que la escriben siempre. Esa sensación de disfrute viene en parte porque sabes que antes harían un episodio algo aburrido que uno en que un tema delicado se trate de forma ofensiva. Y aunque no te pares a pensarlo, acabas agradeciéndolo a la larga.
- Exigo Moriarty antes de que termine esta temporada. Porfavoh.
- Toda serie tiene un personaje que apenas sale pero que echarías de menos si no estuviera. En Elementary ese personaje es Clyde. Su secreto; comer lechuga.
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